Domingo soleado, indicio del otoño que se acerca, motivo indispensable para volver a disfrutar de las tardecitas templadas a orillas del Rio Negro, mate y torta para amenizar el ocaso del finde.
Esta vez la cámara en la mano me acompañó unos momentos y fue suficiente, unos pocos movimientos alrededor del acampe improvisado me mostraron algunas escenas que quiero compartir, se que no son las mas agradables a la vista pero mi espíritu vuela mas allá de la imagen y se esfuerza en mostrar aquello que casi nunca miramos.
Amenizo la tarde con cierta inspiración artística, a modo de relleno me llevo también escenas del entorno.
Espero al menos, roce las conciencias.