Cuando logre captar esta imagen, inmediatamente pensé en aquello de «valer más que mil palabras».
Creí escuchar entre sus arrullos, emotivos gorjeos amorosos y recordé a mis años mozos, (dice mi madre) tomado de tu mano, intentando hilar una frase más o menos romántica.
Aunque finalmente primó aquella tan usada «querés ser mi novia?» para lo cual no hacía falta responder, tan solo sostener la mirada y sonreír sonrojadas mejillas.
Tu mano entre las mías, esperaban ansiosas la sortija qué mostré tembloroso, sellando así ese pacto.
Contemplando la instantánea, supe entonces que a punto de cumplir nuestras bodas de Oro, el mejor marco para el festejo es este, la luna por testigo de tantos años y siempre juntos, como el primer día.