Aun los días estaban bastante cálidos en mayo y un paseo por los costados del canal de riego, venía bárbaro para mantener el estímulo necesario y disfrutar del aire libre caminando por uno de los pocos lugares verdes cuidados que de algún modo integra las barriadas del norte y el sur.
Lo que alguna vez fuera, casi sin pensarlo, por los que lo idearon el trazado de este fundamental avance para el área de riego del Alto Valle, el límite para el crecimiento del desarrollo urbano de nuestra ciudad en particular, con el tiempo se había convertido en una barrera natural que marcaba socialmente a los que vivían de este lado o del otro.
Cosas que suceden con el correr de los años en donde los asentamientos de familias de migrantes se ven obligados a buscar tierras de bajo costo, alejadas de los centros económicos de cada población.
Hoy podemos disfrutar de este espacio que impulsa con mayor fuerza el avance comercial y económico de las áreas antes marginadas constituyendo un nexo integrador en todos los aspectos que hacen a lo social y familiar.
Algunas de estas imágenes tomadas durante las últimas horas de la tarde asi lo demuestran, como la luna temprana que intentamos enmarcar con nuestras manos y que nos hace sentir parte de este universo maravilloso.






