Un maestro, decimos cuando alguien trasciende las fronteras de nuestro conocimiento y nos educa con su ejemplo.
En este caso el maestro es todo eso y además es mitad amigo, mitad hermano que somete su tiempo a la noble tarea de formar ideas y valiosos conocimientos que luego en la vida pondremos en práctica inconscientemente.
Pero el maestro al que me quiero referir es aquel que fiel a su vocación de docente y al literal concepto de educar, transformó para siempre nuestras vidas, ayudando al despertar de nuestras conciencias y al ejercicio invalorable del servicio a nuestros semejantes.
Porque no solo concurrimos a la escuela para aprender a sumar y restar o saber el nombre de alguno que otro rio o montaña o las capitales de los países, pasamos por sus claustros para llenarnos de sabiduría y apropiado criterio para saber diferenciar lo correcto de lo que no lo es.
Tal es entonces la tarea inconmensurable de un educador, de un maestro de verdad, este es mi consejero y mi mentor, gracias amigo mío por todos esos años invertidos.
