Noche en ciernes, oscuro el cénit hacia el oeste, sin nubes el horizonte, tentadora la luna en menguante, apresuro la cámara al instante y el zoom al mango me parece tocarla con la mano, el leve temblor de mis brazos en el aire sin lograr controlar el enfoque, disparo, una, dos y hasta cinco veces, intentando que el encuadre sea perfecto.
Mirando luego la descarga de las tomas, descubro con sorpresa que ninguna es la esperada, la buscada, ni mucho menos la querida.
Aun asi no las descarto, un dia tal vez, encuentre la musa inspiradora que le de sentido a la imagen y pueda decir de todas ellas que sin el astro alli entre las sombras, nadie podría contemplar asi este cielo y reflejar en sus pupilas tanto brillo inconcebible.