Nos conocimos un día, hace ya un largo tiempo, aprendimos a mantenernos en equilibrio y no hubo nada que no lográramos hacer, recorrer largos caminos, saltar tomados de la mano y asombrarnos por cada logro, juntos.
Yo se que muchas veces te descuidé, que no supe protegerte de mis caídas, que tu cuerpo tuvo que sufrir los rayones de mis locuras aun cuando dedicaba luego mil horas para reponerte.
Mas de las veces que hubiera querido, tuviste que soportar las consecuencias de circular por terrenos demasiados espinosos, desfalleciente casi, pude devolverte el aire necesario una y otra vez pero no pudimos seguir parchando y los cambios se hicieron necesarios a menudo.
Recordarás con dolor tal vez, los inesperados cambios o las apresuradas maniobras a los que tuve que recurrir para poder atravesar aquellos duros y escabrosos momentos del camino, que seguro hicieron mella en ti, o aquel desgraciado momento de zozobra sometidos por las trabas del destino que luego supimos innecesarias.
Pero no todo ha sido tan grave, pienso, estarás orgullosa a pesar de los dolorosos desafíos a los que te pudiera haber sometido porque a sido gracias a tu gran fortaleza y a la estructura de acero de tu alma que pudimos llegar siempre a destino.
Aquí estamos ahora, intentando una vez mas, continuar juntos en este recorrido, el descanso obligado junto al canal nos permitirá reponernos, mientras recorro tu cuerpo admirando tus formas, aprovecho entonces para decirte así, muy cerquita, que nunca podré encontrar otra bici como vos.
