Fue algo inesperado, una vivencia sorpresiva y al mismo tiempo muy grata, sin haberla pensado quizás, solo fue un impulso y una idea que tiramos al aire, sin saber que podría transformarse como luego lo fue, en una de las mejores experiencias de mi vida, por lo menos hasta ahora.
A veces, lo espontaneo de la aventura nos llega a producir tanta satisfacción que llegamos a pensar que algo mas profundo sucede aun sin nuestra anuencia, agradecí al universo la posibilidad de haber concretado un viaje con vos, querido hermano y haberme acompañado a participar de los 21k de Buenos Aires.
Estoy seguro que tampoco te hubieras imaginado que esta aventura deportiva se podría transformar en quizás un disparador de una actividad poco practicada y ahora ya estarás pensando en la próxima, sin duda.
Desde el mismo inicio del viaje montados en un colectivo, compartiendo largas charlas y mucho mate, se vislumbraba un acontecimiento muy especial para nosotros, pocos momentos, antes de este, tendrían el valor particular de lo íntimo y personal.
El descubrimiento de lo que logramos hacer en ese tiempo nos dejó un dulce sabor a poco, intensos momentos acotados al evento que fuimos a participar, pero inconscientemente ya nos estaremos prometiendo mas y mejores seguramente.
Gracias hermano por este tiempo compartido, gracias por el sacrificio físico para llegar entero hasta el final, ya habrán otras salidas pronto, que no decaiga el entusiasmo que te vi sostener a lo largo de esas eternas 3 horas de carrera.