Descenso al sol

Descenso al sol

Promediaba la tarde y el ímpetu por treparme al camino me llevó a internarme en el sendero, pedregoso, árido y escarpado de las bardas, bajo el sol brillante de este invierno, casi tibio, impredecible.

Serpenteando los inmensos cañadones desde «las vacas» hasta «cuellar» sin respiro, meta tranco y bastoneo al ritmo apropiado de los ultra, según me contaba Luis.

El faldeo del terreno me fue llevando hacia el oeste, ondulando el paseo entre las rocas y los pliegues milenarios del «valle de la luna» se hicieron notar en las rodillas, apoyando todo el peso en las bajadas para tensar sin remedio los gemelos.

Casi al ocaso quise volver al llano y divisar «la pulperia» el refresco indispensable del cansancio, caminando al trotecito encaré para la ruta, el alivio se hizo grato y el aliento aqui en el pecho.

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