Un vertiginoso recorrido entre viñedos y alpatacos los puso en el podio, una vez mas, para afirmar definitivamente la vigencia de sus piernas, concentrados, espectántes, decididos a dar todo por el disfrute de ese mágico momento de la llegada.
Así son ellos, estirpe tropillera pura sangre que se hace vital para mostrarse cual briosos corceles, en el llano, en la cordillera y también en las bardas, impolutos frente al sol y las heladas, bravos luchadores del terreno que no escatiman esfuerzos en mostrarse cada vez mas potentes y aguerridos.
Tal vez no los conozcan, los han visto, seguro y no habrán sabido porque hacen de esto su vital soporte, yo los sigo intentando emularlos y tal vez si logro alcanzarlos podre saberlo algún día, tal vez.
